Tres reinas gobernantes en el Antiguo Egipto fueron protagonistas o testigos de los momentos más delicados por los que atravesó su historia.
Ntikerty, la primera de ellas, de la que Manetón, en la versión armenia, la describe como “más valiente que todos los hombres y más bella que todas las mujeres de su tiempo, dotada de una hermosa piel y de rojas mejillas”. También se dice que “construyó la tercera pirámide que tiene aspecto de montaña”. Pues bien, tras su reinado, Egipto entra en un período de anarquía y comienza una fase de descomposición política y social que termina en el Primer Período intermedio.
Sobek-neferu-Ra, la segunda, gobernó al final de la XII dinastía, al principio como regente, pero más tarde adoptó los títulos reales. En general, esta reina utiliza títulos femeninos, pero también algunos masculinos. Al final de su reinado se entra en otro período confuso y de disturbios que desemboca en el llamado Segundo Período intermedio.
Cleopatra VII Filopator, la tercera, y de todos bien conocida a través de la literatura y el cine, es con la que concluyen 3.000 años de historia de Egipto, convirtiéndose, las Dos Tierras, en una provincia romana.
Y aún podríamos hablar de una cuarta, Hatshepsut que fue también protagonista de un proceso sucesorio que bien pudo originar una nueva crisis de consecuencias impredecibles.
De nuevo la Historia nos ofrece coincidencias o casualidades que no dejan de ser curiosas.
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