La necrópolis tebana, se extiende de norte a sur, a lo largo de unos tres kilómetros por las escarpaduras de las colinas paralelas a los campos cultivados de la orilla occidental del río Nilo, frente a la actual ciudad de Luxor. Actualmente se reconocen en ella sectores distintos que reciben diferentes nombres árabes. Desde el norte hacia el sur se encuentran El Tarif, Dra Abu El Naga (norte y sur), Asasif, El Joja, Sheij Abd el Gurnah (pequeño y gran recintos), Asasif sur y Gurnet Murrai. La necrópolis de Deir El Medina, la ciudad de los obreros de las tumbas reales, completa esta relación de los lugares específicos en los que se divide este gran espacio arqueológico.
Durante el reinado de Amen-Hotep III (hacia 1387-1348 a. C.) se construyeron y excavaron con carácter mayoritario en las masas rocosas de este lugar tumbas para nobles y funcionarios de la corte en las zonas de Asasif, El Joja, Sheij Abd el Gurnah (pequeño y gran recintos), Asasif sur y Gurnet Murrai. El área de Dra Abu El-Naga alberga solo pocos monumentos funerarios, todos ellos, de menor entidad.
La estructura y distribución de las capillas de estos hipogeos se corresponden con los tipos V a VIII de la clasificación tipológica de Friederike Kampp (Kampp, F. Die Thebanische Nekropole. Zum Wandel des Grabgedankens von der XVIII. bis zur XX. Dynastie. Mainz 1996, 12).
En la clasificación tipológica citada se distinguen tres periodos cronológicos netos:
los tipos Va-Ve, corresponderían aproximadamente al periodo de los primeros diez años del reinado, los tipos VIa-VIIa, lo estarían en relación a los siguientes dieciocho años y, finalmente, los tipos VIIb-VIII, se corresponderían con los años transcurridos entre los antecedentes del primer jubileo del año treinta del rey y el final del reinado, en su año treinta y ocho/ treinta y nueve.
La forma general de todos estos monumentos adopta la llamada de ‘T’, específicamente tebana que consiste en cámaras excavadas longitudinalmente, combinadas con otras transversales que recuerdan a la citada letra mayúscula.
Las tumbas, excavadas todas ellas en la roca, están compuestas desde el punto de vista de la distribución de los espacios sagrados y rituales en tres partes bien determinadas que incluyen:
a) Una superestructura, la Capilla propiamente dicha, que comprende todos los elementos arquitectónicos situados inmediatamente detrás de la fachada, y/o sobre ella, los cuales están relacionados con funciones relativas al culto solar. b) El segundo nivel coincide con las salas interiores de la tumba, traspasada la primera estancia, y con el patio al aire libre, existente delante de la fachada. Estos dos espacios estaban relacionados con el culto externo practicado por los familiares o los sacerdotes funerarios, en beneficio del dueño de la tumba durante las fiestas y celebraciones señaladas por el calendario ritual funerario.
c) El tercer nivel, de carácter subterráneo, comprende los pozos, las rampas de descenso y la cámara funeraria donde se depositaba el sarcófago, y eran elementos todos ellos que representaban al inframundo, el reino de Osiris.
Conforme a los estudios realizados en cuanto a las tipologías de las tumbas tebanas durante la dinastía XVIII, se ha determinado que en este periodo las tumbas fueron construidas con sólidas fachadas en piedra, o hechas con muros de adobe reforzados con contrafuertes en sus dos caras. Normalmente, el muro estaba decorado con los llamados ‘conos funerarios’, piezas cerámicas comúnmente de forma cónica, que mostraban el nombre y títulos del dueño de la tumba en su base plana. En algunos casos, la parte superior de la fachada disponía de un hueco destinado a albergar una estatua estelófora del difunto. Estatuas y conos funerarios estaban relacionados con el culto solar.
En ocasiones, y especialmente, a partir del reinado de Amen-Hotep III, algunas tumbas comenzaron a mostrar sobre sus fachadas, apoyadas en el techo de la capilla, pequeñas pirámides. En algunos casos también existen plataformas situadas enfrente de la fachada de la tumba que, probablemente eran utilizadas como pedestales donde situar la momia erecta en la práctica del ritual de la ‘apertura de la boca’.
Así pues, podemos distinguir para el reinado de Amen-Hotep III tres tipos de tumbas, correspondientes aproximadamente con los tres tercios de la duración del mismo, unas con pirámide y otras sin ella.
Francisco J. Martín Valentín
No tiene los permisos requeridos para ver los archivos adjuntos a este mensaje.
|