Su nombre es un auténtico referente en la Egiptología española  como autora de media 
docena de libros sustanciales sobre la cultura del país  del Nilo. En ellos ha sabido aunar el rigor científico con la amenidad, hasta  el punto de que un título como Hatshepsut, de reina a faraónde Egipto, su  última obra publicada, aporta saberes nuevos sobre una de las figuras más  sobresalientes de la historia egipcia, fruto de una concienzuda tarea de  investigación, a la vez que se lee con la curiosidad que genera una novela de  aventuras.
  Luis del Palacio / SIGLO XXI
    
    A punto de tomar el avión hacia El Cairo, en un  viaje de dos semanas cuyo objetivo es la organización burocrática y la  obtención de permisos para la campaña de excavaciones del próximo otoño, nos  recibe en la sede del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto, entidad que  codirige con el profesor Francisco Martín Valentín. El 29 de abril, a las 7,30  de la tarde, presentarán, dentro de un acto abierto al público, los resultados  de la Campaña 2010, en la Biblioteca Regional Joaquín Leguina, de la Comunidad  de Madrid.
  
    El interés de Teresa Bedman por la Egiptología  nació cuando, a los años ocho años, su padre la llevó a ver una reposición de  “Los diez mandamientos”, la mítica película de Cecyl B. de Mille. Estudió  Historia en la Universidad pero, como ella misma dice, “lo que se veía de  Egipto en la carrera equivalía a nada”. Fue en 1987, cuando se matricula en  unos cursos sobre el Antiguo Egipto, organizados por la Consejería de Cultura  de la Embajada de la República Árabe de Egipto y, a partir de ese momento,  inicia en profundidad sus estudios de Egiptología, con la orientación del profesor  Martín Valentín. Empezó a dar clases en los cursos organizados por la  Asociación Española de Egiptología y desde 1997, año en que se funda el  Instituto de Estudios del Antiguo Egipto, imparte clases de modo profesional. 
  
  Examinando tu bibliografía parece como si te  hubiera interesado muy especialmente el papel que desempeñó la mujer en el  Antiguo Egipto ¿Es esto así o se trata sólo de una impresión?
  
    En realidad no se trata de algo premeditado. Me  fui dando cuenta de que había un vacío bibliográfico sobre el papel que  desempeñaron las mujeres en aquella cultura. El mundo femenino había sido, en  cierto modo, postergado por los autores y estudiosos del Antiguo Egipto,  cuando, precisamente, su función y la consideración que gozaron las mujeres  fueron mucho más elevadas que las que tuvieron en Grecia y Roma. En 1999  publiqué, animada por el profesor Lara Peinado, Nefertari, por la que vive el  sol. A continuación aparecieron títulos que no tienen que ver con el rol  femenino: Tebas,los dominios del dios Amón, Pete Isis y Debod (una guía-cuento  para niños en la que se explica cómo y por qué se encuentra el templo de Debod  en Madrid) Y, por fin, mi segundo libro dedicado enteramente a las mujeres,  Reinas deEgipto, el secreto del poder, en el quehago un estudio exhaustivo de  todas las reinas y establezco el hilo conductor que las aúna en el mito que  encarnaban, que era el de Isis: ellas eran, como reinas, la personificación de  la diosa Isis. El último libro ha sido Hatshepsut, de reina a faraón de Egipto  , publicado en colaboración con el doctor Martín Valentín. 
  
    Tengo dos títulos inéditos: uno está casi  terminado y trata de la cosmética y el mundo de las pelucas egipcias y su  simbología y otro sobre la mujer egipcia en su vida cotidiana. Como puedes ver,  gran parte de mis libros tienen que ver con el rol de la mujer en la sociedad  del Antiguo Egipto, pero en realidad no es algo que me propusiera de antemano  sino que más bien surgió por el deseo de investigar en un campo que no estaba  suficientemente estudiado.
  
  ¿Cómo ves el panorama de la Egiptología en  España?
  
    Tiene aún grandes lagunas pero si lo comparo con  hace veinte o más años, cuando empecé, ha avanzado de manera asombrosa. Hay  muchísimo más interés a todos los niveles. Los cursos que organiza el Instituto  están siempre llenos. Y si bien es verdad que es de lamentar que siga sin  existir una cátedra de Egiptología, la abundancia de cursos especializados  trata de remediar esta carencia universitaria. Sin embargo, la Egiptología  sigue siendo algo tabú en la universidad española, y eso quizá se deba a un  miedo a emprender la enseñanza de una disciplina hasta ahora inédita entre  nosotros. Existe un creciente interés entre la gente joven y en las  universidades de nueva creación por romper esta barrera frente a verdaderas  antiguallas académicas que rehúyen todo lo desconocido. Y no voy a dar nombres,  aunque están en la mente de todos los que nos dedicamos a esto. No hay duda de  que antes o después la Egiptología ocupará en España el puesto que le  corresponde. En los últimos diez años se han organizado numerosas exposiciones  sobre el Egipto faraónico y creo que el Instituto de Estudios del Antiguo  Egipto ha jugado un papel decisivo en su promoción. 
  
  Vuestra reputación como egiptólogos de campo  viene avalada por el Proyecto Sen En Mut, una obra de reconstrucción,  restauración y estudio de la tumba-templo que perteneció a un personaje  primordial dentro de la vida y el reinado de Hatshepsut y en el cual  invertisteis ocho años. Dentro de unos meses comenzaréis la tercera campaña de  vuestro segundo proyecto¿podrían tener algún tipo de repercusión negativa en  vuestra labor como excavadores de la tumba del visir Amen Hotep Huy los  acontecimientos que tuvieron lugar hace pocos meses en Egipto?
  
    
Creo que no. Soy muy optimista. Es evidente que la  sociedad egipcia tiene que cambiar. Las condiciones en que se encontraba la  gente eran penosas y la lucha contra la corrupción, acrecentada durante los  treinta años del gobierno de Mubarak, es algo que la población demanda; amén de  trabajo, sanidad etc. Los parámetros sociales han de cambiar para que Egipto  avance. En lo que se refiere a nuestro trabajo, una vez superada la “gran  confusión” creada tras las revueltas, sabemos que el ambiente es de gran  tranquilidad y que en Luxor, por ejemplo, el ambiente dentro de las misiones  arqueológicas es de total normalidad. Todos los proyectos aportan un gran  capital a la gente del pueblo; constituyen una fuente de ingresos, al margen  del turismo, del que se benefician muchísimas familias. Creo que Egipto dará un  cambio cualitativo, a un ritmo probablemente más lento de lo que el pueblo  desea; pero el primer paso ya está dado.
  
  ¿Cuál es tu opinión sobre los actos de expolio  del patrimonio arqueológico que ha habido a raíz de las revueltas?
  
    En un primer momento parece que hubo actos  vandálicos contra intereses arqueológicos que pudieron tener alguna connotación  religiosa. Esta opinión la baso en la “fatua” que se promulgó en octubre de  2010 desde la mezquita de Al-Axa, en El Cairo, una de las más importantes del  mundo islámico. Esta proclama pudo haber movido a una pequeña parte de la  población fanática. Sin embargo, en lugares alejados de las zonas arqueológicas  “clásicas”, como Luxor o Assuan, ha habido conatos de asalto que parecen haber  sido organizados por bandas que se dedican al tráfico de antigüedades,  aprovechando los momentos en que no había vigilancia. En Luxor se dio uno de  estos episodios pero la propia población se lanzó con palos y piedras contra  unos malhechores que iban armados. En algunos de estos robos se aprecia que los  ladrones sabían muy bien cuáles eran sus objetivos; por ejemplo, las cincuenta  y cuatro estatuas que han desaparecido del Museo de El Cairo apuntan a un robo  por encargo. En los almacenes generales de El Sinaí o Abusir, por el contrario,  entraron con camiones y arramblaron con lo primero que encontraron.
  
  
  Cómo ha recibido el mundo egiptológico la  restitución en su puesto de HaziHawass?
  
    Creo que con un gran alivio porque ello representa  una idea de continuidad. Desde su destitución hubo una especie de vacío. Creo  que labor de Hawass, a pesar de los detractores que pueda tener, ha sido muy  positiva a lo largo de más de una década al frente del Servicio de  Antigüedades. Lo conozco hace muchísimos años y sé lo mucho que ha hecho para  mejorar las condiciones de trabajo de las misiones y, en general, la situación  del patrimonio histórico de Egipto.
  
  ¿Cuáles son los principales problemas con que  os enfrentáis a la hora de acometer vuestro proyecto?
  
    Sin duda, el primero es el económico. Si cuentas  con una buena base económica puedes contratar a más obreros y puedes prolongar  la temporada de excavaciones, el trabajo se agiliza y serán menos las campañas  necesarias para concluirlo. Por otra parte, no se nos han presentado problemas  destacables. La excavación en sí es bastante compleja: tiene una necrópolis en  el interior de la tumba y otra en el patio de acceso. Casi a diario aparecen  nuevas tumbas. Lo que planificamos cada día debe adaptarse a los hallazgos que  se producen cuando menos se espera; si aparece un nuevo enterramiento o un muro  es preciso variar lo que tenías previsto.
  
    El 29 de abril se presentan oficialmente los  resultados de la Campaña 2011 en la Biblioteca Regional de la Comunidad de  Madrid Joaquín Leguina. Los resultados de los dos meses y medio que abarcó la  temporada (entre el 1 de octubre y el 15 de diciembre) han sido espectaculares:  se han hallado nueve tumbas, en el patio de acceso al templo apareció un nuevo  muro dos días antes de cerrar la excavación y, sin duda, lo más notable han  sido los magníficos relieves y el rostro del visir que nunca hasta ahora se conocía.  Los relieves son de altísima calidad, aunque han sufrido a lo largo de los  siglos el deterioro debido a la acción del hombre y también al efecto  destructivo de las sales sobre una roca caliza de bastante mala calidad. Es muy  probable que la tumba del visir Amen Hotep Huy fuera un lugar sagrado al que  acudían peregrinos en época tardía para ofrecerle oraciones con objeto de que  actuase de intermediario ante los dioses. Este aspecto se encuentra todavía en  estudio, es una hipótesis, pero hay ya suficientes datos para sospechar que  esto pudo ser así. 
  
  Me gustaría volver brevemente al tema  económico: ¿Cómo se financia la excavación?
  
    Fundamentalmente por la aportación del Ministerio  de Cultura, la valiosísima ayuda de la Fundación Gaselec de Melilla y la contribución,  que nunca agradeceremos lo suficiente, de personas interesadas en el proyecto.
  
    España carece de una Ley de Mecenazgo, aunque  parece que hay intentos de que esta situación cambie en un futuro próximo.  Nuestro país no tiene una tradición en este sentido como la que puedan tener  Inglaterra, Francia o Alemania. Siempre esperamos que sea “papá Estado” el que  aporte esto o aquello y esto es imposible. Ciertos bancos financian proyectos  culturales orientados, sobre todo, a la pintura, la literatura o el cine; pero  el ámbito de la cultura es mucho más amplio. La cultura egipcia está mucho más  cerca de nosotros de lo que pueda parecer y el patrimonio de Egipto nos compete  a todos. Puedo mencionar como curiosidad que existen tradiciones, palabras, nombres  que pasaron a nuestro acervo través de la difusión del Cristianismo. No mucha  gente sabe que, por ejemplo los huevos de Pascua son un trasunto simbólico de  la regeneración de Osiris y, como sucede ahora, se pintaban de colores y se les  daba a los niños. Los cristianos coptos y los musulmanes han conservado la  tradición de cocer huevos y pintarlos para después ofrecérselos a los amigos.  Otra costumbre curiosa que tiene su origen en el Antiguo Egipto es la Fiesta de  los Difuntos, que en nuestra cultura se celebra en noviembre, y que era muy  parecido a nuestro Día de Todos los Santos: las familias acudían a las  necrópolis, limpiaban y encalaban las tumbas, llevaban comida y flores en la  creencia de que el “ka” del difunto participaba de aquella celebración. Un  nombre tan castizo como “Isidro” (o “Isidoro”) es de claro origen egipcio y  significa “regalo de Isis”. “Onofre”, “Susana”, “Isaura” (nombre que fue muy  utilizado en Galicia y que significa “Isis aurea”) son sólo algunos de los  numerosos ejemplos que podría citar de lo mucho que pervive de Egipto en  nuestro entorno, instalado a través de un proceso de aculturación. Las vírgenes  negras –tradición que sólo se da en España- son una representación de Isis que  probablemente llegó a nuestro país a través de las intensas relaciones  comerciales que hubo con Fenicia.