EL PAÍ. COM
  30 de Marzo 2011
  
El faraón de la egiptología, el sumo  sacerdote de las antigüedades del país del Nilo vuelve a reinar. La agencia  oficial de noticias MENA ha anunciado hoy el nombramiento como ministro de  Antigüedades de Zahi Hawass. Un cargo que ya había ostentado brevemente tras  ser nombrado por el depuesto presidente Hosni Mubarak en los estertores de su  mandato. 
  Después de descender a los  infiernos de la ignominia cuando este último Gobierno fue  disuelto con la salida de Ahmed Shafik y el nombramiento del nuevo primer ministro, Essam Sharaf,  Hawass ha retornado al Olimpo ministerial. Hace apenas un mes aseguraba que  dejaba su cargo para protestar por los expolios que no han cesado desde que  empezaron las manifestaciones. Aseguró que no formaría parte del nuevo  Gobierno. Y que estaba seguro y contento de haber tomado "la decisión  correcta". Donde dije digo, digo Diego. Hoy su oficina en el Consejo  Superior de Antigüedades donde ha sido secretario general la última década,  confirmaba que el doctor Hawass había aceptado el cargo como nuevo ministro.
      Para muchos  egipcios Hawass es el icono de todo lo detestable del régimen de Mubarak. Desde  hace años es el rostro de la egiptología, con su sombrero y su carácter de  aventurero, y ha aparecido en decenas de documentales. También ha remozado las  desvencijadas instalaciones de los yacimientos, aunque muchos son los que  consideran que siempre prevaleció su afán de lucro. En las primeras semanas tras  la caída del rais fue el blanco de las críticas que se ciernen sobre los  adeptos al clan Mubarak. Le acusan de corrupto y de intentar buscar su  beneficio y popularidad personal a costa del patrimonio egipcio. Ahora el nuevo  Gobierno lo quiere de nuevo en sus filas. ¿Están los yacimientos egipcios  desprotegido sin su omnipresente figura?
      Desde hace  semanas los llamamientos de la agencia de protección del patrimonio cultural se  han sucedido tras los informes de saqueos y robos que se produjeron tras el  levantamiento popular del pasado 25 de enero. Una información que el mismo  Hawass hizo pública el día que anunciaba su dimisión. La Unesco afirmó ayer que  iba a pedir oficialmente una mayor protección de los yacimientos.
      Un  funcionario del servicio de antigüedades afirmó la semana pasada que al menos  800 piezas robadas por ladrones a mano armada en un almacén al este de El Cairo  siguen desaparecidas. Tampoco hay noticia de las 54 piezas robadas del Museo  Egipcio de Antigüedades, ni de los expolios acometidos en los yacimientos de  Saqqara, donde se encuentra la pirámide de Zoser; en Abydoss o en la mismísima  meseta de Giza, donde se alza las pirámides de Keops, Kefrén y Micerinos.
  La presencia de Hawass 
    Es difícil saber si el nuevo Gobierno  confía en que los salteadores huyan despavoridos ante la presencia disuasoria  del egiptólogo, lo que es indudable es que el nombramiento no ha sido bien  recibido por los que lucharon en las calles para erradicar un régimen corrupto  del que, en uno u otro modo, Hawass, formó parte. Twitter arde mientras se  extiende la noticia que ha sido glosada apenas por el momento en los medios  egipcios. Un breve anuncio en el diario Al Ahram aseguraba que  el egiptólogo había aceptado el cargo tras reunirse con el primer ministro  Essam Sharaf. Muchos piden una nueva dimisión, seguida de la de Sharaf, otros  claman qué clase de democracia recupera a uno de los hombres de régimen. La  batalla que los jóvenes del 25 de enero ganaron al conseguir que el último  Gobierno de Mubarak fuera borrado del mapa empieza a mostrar visos de  retroceso. No ha trascendido, por el momento, ninguna declaración del nuevo  ministro de Antigüedades.