El presidente egipcio,Hosni Mubarak, ha  decidido renunciar a su puesto y entregar el poder a las Fuerzas Armadas, ha  anunciado el vicepresidente Omar Suleimán. Suleimán, en una declaración por la  televisión pública de tan sólo 30 segundos de duración, dijo que la decisión  fue adoptada "por las difíciles circunstancias que atraviesa el  país".
    
  "El presidente Mohamed Hosni Mubarak ha decidido renunciar a su cargo de  presidente de la República y ha encargado al Consejo Supremo de las Fuerzas  Armadas administrar los asuntos del país", dice textualmente el breve  mensaje de Suleimán.
    Mientras Suleimán, uno de los más  estrechos colabores de Mubarak, anunciaba así el final de una era, el veterano  líder se encontraba en uno de sus lugares favoritos, en la ciudad de Sharm el Sheijm en la península del Sinaí, a orillas del Mar Rojo. Mucho  se ha especulado durante todo este viernes sobre si Mubarak había abandonado El  Cairo o el país, lo que volvía a despertar rumores sobre lo que finalmente ha  ocurrido, a pesar de su discurso de ayer, jueves.
      Su renuncia se produjo gracias a  una revolución que estalló el 25 de enero pasado y que ha causado unos 300  muertos y miles de heridos. Todavía hoy están en la cárcel algunos de los miles  de detenidos encarcelados por estas protestas. La presión a la que ha sido  sometido Mubarak ha estado protagonizada por centenares de miles de egipcios  que se lanzaron este viernes de nuevo a las calles para protestar por la  intención del gobernante de mantenerse en el poder.
    
    Ya por la tarde, al conocerse la renuncia de Mubarak, las calles de El Cairo se  inundaron de una euforia generalizada. El anuncio fue recibido con gritos de júbilo en la plaza cairota de Tahrir, centro  neurálgico de las protestas de las últimas semanas. Gritos por toda la plaza,  corros de alegría, cánticos y el agitar de banderas son las notas predominantes  en ese lugar, epicentro de las protestas públicas contra el régimen de Mubarak,  quien estuvo en el poder desde 1981.
      El poder en Egipto está ahora en  manos del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas. Ese mismo Consejo llevaba  siguiendo de cerca la situación desde ayer, jueves, que con su comunicado,  desató todo tipo de hipótesis, incluso la posibilidad de la renuncia de  Mubarak, que finalmente se ha producido este viernes.
      La oposición egipcia confía en  que, a partir de ahora, se abra un proceso en el que participen juntos civiles  y militares, que conduzca a unas elecciones limpias, en un plazo de varios  meses o un año, a partir de las cuales se sienten las bases del nuevo estado.
    Aunque aún se desconocen cuáles  serán los pasos formales que seguirán los militares a partir de mañana, cuando  Egipto amanezca, por primera vez en treinta años, con un poder distinto al que  ostentaba Mubarak.
    
    El comunicado de los militares dado a conocer después de su renuncia  sólo indica que próximamente informará de las medidas que se adoptarán en  el plano legal. Pero este último mensaje de los militares insiste en el  mismo principio que las Fuerzas Armadas han defendido desde que estalló la crisis:  "No hay alternativa para la legitimidad del pueblo".