
  La humanidad le debe  medio siglo de descubrimientos e intensa actividad, pero, sobre todo, la  supervivencia de más de una veintena de templos del Alto Egipto, entre ellos  los de Abu Simbel, amenazados a mediados del siglo XX de desaparición por la  construcción de la presa de Asúan.
      Desroches-Noblecourt  fue quien concibió y a lo largo de dos décadas defendió hasta el final el  proyecto de elevar los templos de Ramsés tallados en la roca, destinados con la  presa a desaparecer bajo las aguas del Nilo.
      La egiptóloga luchó  por este proyecto de una magnitud y una complejidad casi impensables en la  época con el apoyo de la UNESCO, del presidente Charles de Gaulle y de su  ministro de Cultura, André Malraux, pese a que numerosos especialistas y  expertos lo consideraban imposible de realizar.
      Conservadora jefe de  las Antigüedades Egipcias en el Museo del Louvre durante cinco décadas,  Desroches-Noblecourt era una de las grandes expertas en Ramses II.
      Fue también una de las  promotora en París de la monumental exposición sobre Ramses II, en 1976, una  década después de haber organizado la multitudinaria exposición sobre  Tutankamón en el Louvre, visitada por más de un millón de personas.
      Nacida en 1913 y  licenciada en egiptología en la Escuela de Altos Estudios de París, entró  pronto en el departamento ad hoc del Louvre y comenzó en 1937 a dirigir sus  primeros yacimientos en Egipto.
      El presidente francés,  Nicolas Sarkozy, rindió hoy homenaje a "la gran dama del Nilo", cuyo  flechazo por Egipto data de su infancia, al escuchar la historia del  descubrimiento de la tumba de Tutankamón, recordó en un comunicado.
      Medio siglo después,  esta "digna heredera de Jean-François Champollion" hizo descubrir a  los franceses "las maravillas del tesoro de ese faraón" organizando  una exposición inolvidable, añadió.
      Sarkozy resaltó,  igualmente, cómo entregó "su capacidad, su convicción y su energía"  al servicio de la causa universal de salvar los templos de Nubia, que sin ella  habrían quedado sumergidos en el Lago Nasser.
      Su papel en la tribuna  de la UNESCO fue "decisivo" para federar el compromiso de más de 50  países y evitar su pérdida, resaltó