Hace exactamente un siglo, tras permanecer oculta a los ojos del mundo durante 3.300 años, la enigmática mirada --a pesar de que le falte el iris del ojo izquierdo--y la belleza policromada de la reina Nefertiti volvieron a ver la luz del dios sol, Atón, al que había adorado en vida. Fue el 6 de diciembre de 1912 cuando el egiptólogo alemán Ludwig Borchardt la descubrió, inmortalizada en un ya icónico busto, en el suelo del taller de un escultor llamado Tutmosis, en las ruinas de Amarna.
Desde el 2009, el busto (47 centímetros y 20 kilos) es la estrella del Neues Museum de Berlín, que celebra el aniversario inaugurando este jueves, hasta el 13 de abril, la exposición 'A la luz de Amarna. Cien años del hallazgo de Nefertiti', con unas 600 piezas, algunas nunca mostradas, sobre la era en la que la Mona Lisa de Amarna reinó junto a su esposo, Akhenatón, el faraón hereje.